lunes, 2 de abril de 2012

La amistad busca cama

Cuentan que una vez,que la amistad se quedó sola.Sí, ya sé que es difícil de creer, pero no penséis que me lo invento.És verdad: se quedó sola en mitad de ninguna parte.Fijaos que era en ninguna parte, que incluso la amistad, que tiene amigos en todo el mundo mundial, no conocía a nadie en esa parte.Y ya sabéis, las penas, no vienen solas, ni siquiera para la amistad.Hasta ella las pasa canutas algunas veces.La amistad empezó a andar por la carretera, a la vez que la lluvia hacía acto de presencia.A medida que iba caminando bajo la lluvia, los coches pasaban sin apenas detenerse por si le hacía falta ayuda e incluso, la salpicaban de barro.Pero bueno !!!!Ella no daba crédito.¿ Cómo le podía pasar eso a ella, a la amistad, la mejor amiga de todos ?
Al final del camino, encontró un hostal.No era un hostal cualquiera, que pensáis!!Era un hostal, que sólo de mirarlo, daba escalofríos.Pero la amistad, que és valiente y no se hecha atrás con nada, allí se dirigió y llamó a la especie de timbre que colgaba de la puerta.Al instante, apareció un viejecillo, cuya edad era imposible descifrar y lo primero que dijo fué:
- Estamos al completo.- y cerró la puerta sin más explicaciones.



Volvió la amistad a llamar, incrédula por lo que le estaba pasando.Era imposible que nadie la ayudara.El viejecillo volvió de nuevo, arrastrando los pies y las palabras.
- QUE TE HE DICHO QUE ESTAMOS AL COMPLETO !!
- Pero...¿ no me reconoces ?Que soy la amistad hombre, la amiga de todos, la que todo el mundo quiere.A mí, me colocas en cualquier lugar, en un camastro mismo, que me adapto.
- Que no,  que aquí no.Venga, como te veo algo pesada, te dejo pasar y que lo compruebes por ti misma.Tengo pocas habitaciones y todas ellas están ocupadas.Anda, pasa de una vez, antes de que te mojes más.
Y allá se fueron, por todo el pasillo a llamar a las puertas e intentar buscar un huequecito, en el que la amistad se pudiera meter.Llamaron a la primera puerta y al abrirla, casi se les cae su inquilino.
- ¿ Quién es ?-pregunta de malos modos.
- Hola, soy la amistad, que si me dejas pasar la noche aquí contigo.
-Pero que dices !!!La amistad no puede estar comigo.¿ Acaso nno sabes quién soy ?Soy el odio.¿ Tú has visto alguna vez, amigos que se odien ?Venga, largo de aquí.No hay sitio en esta habitación para ti.-y dicho esto, el odio le cerró las puertas en las narices.
Parecía un razonamiento lógico, así que a la amistad, no le quedó más remedio que callarse, bajar la cabeza y seguir al viejecillo hacía otra puerta.Mas no hubo suerte en ninguna de las demás puertas, porque todas daban razonamientos lógicos para que no se pudiera quedar.El egoísmo le dijo que la amistad es generosa y él todo lo contrario; la soberbia, que si la amistad tendría que ser humilde, ese no era su sitio; el rencor, que si los amigos se perdonan y eso no iba con él.
El caso es que la amistad se pasó horas hablando con todos y al final se vió sin habitación.Aunque quedaba una por mirar, pero ya la amistad no creía en nada.Pero miren ustedes por donde, que al abrir la última puerta, no había nadie.Todo estaba reluciente, limpio y con sábanas recién puestas.La amistad se volvió al viejecillo y le dijo:
- Me engañaste !!!
El viejecillo, triste, muy triste, le respondió:
- No te puedes quedar en esta habitación, lo siento.
La amistad se empezó a enfadar.
- Pero bueno, ¿ tú me tomas por tonta o qué ?Que soy la amistad, que todo el mundo ME QUIEREEEE, ( menos tus huéspedes ).Que te voy a cuidar mucho !!Mira, si quieres, duermo incluso en el suelo, para no mancharte nada.Fíjate que si soy buena.
El viejecillo siguió moviendo la cabeza.
- Que no, que no, que no...
La amistad, resignada, le preguntó:
- Dime al menos el porqué.
El viejecillo la miró despacio y mientras dejaba que una lágrima le surcara sus arrugas, le explicó:
- Porque hasta ayer, aquí vivía el amor y donde hubo amor, no puede haber amistad.
La amistad tuvo que reconocer, que de todas las razones que le habían dado, ninguna era tan válida como esa.
Enfin...parece que ya no llueve.Será mejor seguir caminando.

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